La gestión de heridas y las heridas de difícil cicatrización se han convertido recientemente en un reto terapéutico muy importante.
El hecho de entender los mecanismos normales y patológicos, así como los factores que intervienen a nivel celular y molecular para producir heridas agudas y crónicas, puede abrir nuevos caminos más rápidos en el proceso de cicatrización y, paralelamente, puede mejorar sustancialmente la calidad de vida de los pacientes, al mismo tiempo que se reducen los costes de tratamiento sanitario.